Continuando con la historia de mi primito... después de que me contó que no sabía quienes habían sido todos esos personajes, lo más que pude hacer, después de la frustración, fue contarle a grandes rasgos su contexto histórico, lo que habían hecho y porque eran importantes. Al parecer en ese momento quedó bastante convencido.
Regreso unos días después, me contó cómo iban en su escuela con los preparativos para su obra (que para variar estaba un tanto improvisada) y que había tenido examen. Sus palabras fueron:
Niñito: Ayyy gracias prima... es que en mi examen me preguntaron quién había sido la esposa del emperador de México... el Maximiliano ese... y me acordé que me dijiste que había sido 'la loca'
E: ¡cómo que la loca!! ¿Carlota?
Niñito: ahhhh sí... pues esa.
Mmm... pues bueno al menos algo se le quedo al chamaco.
Con esto he comprobado dos cosas: la primera es lo importante que son los motes por los que uno(a) termina conociendo a los personajes de la historia, los que quedan en la memoria colectiva. Los tenemos presentes ya sea porque así se les ha designado deliberadamente o porque sus circunstancias de vida así lo han determinado. Ahí tenemos por ejemplo al Padre de la Patria, al Siervo de la Nación, la Corregidora, el mismo Guadalupe Victoria, el Benemérito de las Américas, el Manco de Celaya, el Nigromante, Carlota "la loca", en fin... figuras por demás conocidas ya sea porque se sabe de sus acciones o porque nunca falta la calle, escuela, monumento, edificio, instituto, etc., que recibe su nombre y aún así muchas veces no conocemos su identidad real... o a ver ¿quién se acuerda cómo se llama el Pípila?
La segunda es lo deficiente que es la educación en estos días. Sí yo misma, en nivel licenciatura, todavía reciento las enormes lagunas mentales, no quiero imaginarme lo que va a ser de mi primito cuando crezca, aunque ya me he propuesto firmemente que ¡le voy a enseñar historia a ese chamaco!!, entre otras cosas (porque ahora ya me salió con la barbaridad de que no sabe cuántos continentes hay !!! no, no, no, muy mal, muy mal).
Ya sea por error de sus papás por no explicarle o no encaminarlo hacia el conocimiento; por la ineficiencia de sus profesores (por no decir ineptitud u otra cosa); por nuestro defectuoso sistema educativo lleno de vicios, clientelas, corrupción, y demás degradaciones que lo exponen al servicio de intereses particulares; o por el nefasto gobierno que año con año rebaja el presupuesto para educación, como consecuencia de las políticas neoliberales, con la intención o no de generar mano de obra con los mínimos conocimientos; es deber de todos resarcir las deficiencias con las que las nuevas generaciones están creciendo, porque así como es el caso de mi primito seguro que hay miles de niños que se encuentran en la misma situación.
En el año del BICENTENARIO cómo queremos que los niños aprendan sobre su país, sobre la independencia... ¿con la telenovela de Televisa? ¿con películas animadas que no sólo deforman los hechos, sino que también deformarán la memoria o visión que en adelante tendrán los niños sobre su país?
Yo no quiero enseñarle a mi primito una serie de datos, personas y fechas nada más porque sí, ni le quiero enseñar la historia como a mi me la enseñaron o como me la han contado. Yo quiero que aprenda para que con el tiempo pueda tener su propia perspectiva de las cosas, su propio criterio, aunque no siempre tenga que coincidir con el mío.